Una floreciente comunidad cristiana recibirá al papa Francisco en Israel

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Jerusalén, 23 may (EFE).- La floreciente y diversa comunidad cristiana en Israel recibirá este fin de semana con esperanza e ilusión al papa Francisco en su primer peregrinaje a Tierra Santa, aunque tendrá muy difícil verlo en persona debido a su apretada agenda y las estrictas medidas de seguridad. Entre 160.000 y medio millón de cristianos, según distintas estadísticas, viven actualmente repartidos por todo el territorio israelí, cifra que excluye a los cerca de 50.000 que residen bajo gobierno palestino. "No hay estadísticas oficiales (precisas) porque está compuesta por todo tipo de comunidades que por un lado no son siempre reconocidas oficialmente y por el otro, en muchos casos, sus miembros no dicen abiertamente que son cristianos", explicó a Efe la periodista francesa Catherine Dupeyron. Autora del libro "Cristianos en Tierra Santa: ¿desaparición o mutación?" (2007), asegura que las estadísticas oficiales sólo registran 161.000, el 80% de origen árabe y el resto, en su mayoría, emigrantes que llegaron a Israel junto a sus parejas o familiares judíos, sobre todo desde la extinta URSS. Una cifra que creció de forma vertiginosa a partir de la pasada década de los noventa, cuando un meteórico desarrollo económico impulsó la llegada de trabajadores extranjeros y, más recientemente, la de refugiados eritreos y sudaneses, subraya. Expertos elevan ahora el total a cerca de un cuarto de millón de personas que en su mayoría profesan el cristianismo, incluyendo a esos emigrantes, cuyo número exacto no se conoce y que en una buena parte católicos, como por ejemplo los filipinos. Dupeyron también añade a todos estos cálculos una parte imposible de determinar de los 300.000 israelíes registrados oficialmente como "sin religión", muchos de ellos emigrantes rusos, a los que atribuye una "espiritualidad cristiana" porque "muchos acuden a misa pese a vivir como judíos". Esta tendencia demográfica llevó al papa Juan Pablo II a nombrar en 2003, en medio de la sangrienta Segunda Intifada, un obispo auxiliar para los mal llamados "católicos hebreos", hasta entonces supeditados a un vicario. La designación sin precedentes de Jean-Baptiste Gurion -nacido judío y sensible por tanto a las necesidades religiosas, sociales y políticas de este pueblo- dio alas a lo que algunos denominaron entonces la naciente "Iglesia israelí". Pero también a rivalidades políticas en el Patriarcado Latino de Jerusalén, encabezado entonces y por vez primera por un palestino, el padre Michel Sabah. Discrepante con esa visión, el jesuita David Neuhaus asegura que "pareciera que antes no había católicos en Israel", cuando la realidad es que la llamada "Iglesia madre" existe desde tiempos de Jesús. Incluso en el moderno Estado judío, fundado en 1948, ya había una pequeña pero activa comunidad hebreo-parlante desde el inicio de la década de los 50. El proceso se vio truncado por la prematura muerte de Gurión y la del propio Juan Pablo en 200