José Tomás, magistral y heroico en Granada

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Granada, 20 jun (EFE).- El famoso torero José Tomás, que volvía ayer a los ruedos españoles en la feria de Granada, obtuvo un rotundo triunfo de tres orejas, conseguidas tras una actuación magistral pero también épica, al reponerse de un aparatoso y violento percance que le dejó conmocionado. FICHA DEL FESTEJO.- Tres toros de Victoriano del Río, dos -tercero y cuarto- de Domingo Hernández y un sobrero - el segundo, sustituto de uno de Hernández devuelto por flojo- de Juan Pedro Domecq. Corrida dispar de hechuras pero bien presentada en su conjunto y sin gran aparato en las cabezas. La mayoría, de juego complejo o descastado. Juan Serrano "Finito de Córdoba": tres pinchazos, estocada desprendida y tres descabellos (silencio tras aviso); media estocada trasera, caída y atravesada (silencio). José Tomás: estocada desprendida y trasera, y descabello (oreja); pinchazo, estocada atravesada y descabello (dos orejas). Declinó el derecho a salir a hombros por la puerta grande para pasar a la enfermería, donde fue atendido de una fuerte conmoción cerebral. Tras la corrida, fue trasladado al hospital Clínico para nuevos estudios médicos. Rafael Cerro: estocada desprendida y trasera, y descabello (oreja); y dos pinchazos y estocada (oreja). En cuadrillas, el picador Vicente González fue muy ovacionado en el quinto. Se puso el cartel de "no hay billetes" en las taquillas, en tarde de mucho calor. ---------------- JOSÉ TOMÁS: COMO AYER, COMO SIEMPRE La tarde de la vuelta a los ruedos españoles de José Tomás no defraudó a nadie, porque el ya mítico torero se entregó de principio a fin en una tarde magistral en lo artístico, pero también con esa ética y ese pundonor de siempre para reponerse con entereza de un tremendo y aparatoso percance. Ese único momento trágico de su brillante actuación llegó justo al final de su segunda faena, cuando casi todo el trabajo estaba hecho, cuando acababa ya de cuajar a un toro rajado y brusco al que hizo embestir más de lo que el animal deseaba. Pero al salir el torero de la última serie de muletazos y cuando se encaminaba hacia las tablas a coger la espada de acero, el de Victoriano del Río, de 580 kilos y de acusada querencia a los tableros, vio la única oportunidad de coger desprevenido a quien tanto y tan magistralmente le había burlado. El toro se le echó encima a José Tomás en una décima de segundo y, sin darle tiempo a reaccionar, le prendió por la espalda, le elevó a los aires y le zarandeó como a un pelele de un cuerno a otro, hasta que lo arrojó violentamente contra la arena. La visión del ídolo caído como un boxeador noqueado en la lona, boca abajo e inerme sobre el albero, provocó una gran consternación en la abarrotada Maestranza de Granada, que vio en un espantado silencio como las asistencias le llevaban inconsciente a la enfermería. Pero, cuando Finito de Córdoba ya se hacía cargo de la situación, un rugido de entusiasmo acompañó instantes despu