Doña Elena cumple con la tradición

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Madrid, 7 mar (EFE).- La infanta Elena ha cumplido hoy con la tradición que cada año lleva a un miembro de la Familia Real a venerar al Cristo de Medinaceli, una visita marcada por un incidente fortuito ocurrido momentos antes de su llegada, cuando un cofrade ha sufrido un ataque epiléptico a las mismas puertas del templo. Mientras los sanitarios del SAMUR atendían al hombre tendido en el suelo, de unos 50 años y que llevaba más de doce horas ayudando a canalizar el aluvión de feligreses que desde la medianoche visitan al Cristo tras guardar largas colas en la calle, la caravana de vehículos oficiales de doña Elena se acercaba a la entrada. Informada la infanta del episodio, la caravana ha aguardado unos momentos a que los facultativos estabilizaran al paciente; nada más bajarse de su vehículo, se ha interesado por la situación del cofrade, al que los médicos seguían suministrando oxígeno. Entre vítores y aplausos de la multitud de fieles, mujeres en su mayoría, doña Elena ha entrado en la basílica, donde también ha sido acogida con entusiasmo por los devotos que abarrotaban el recinto. Algo más de veinte minutos ha permanecido en su interior, tiempo en el que los facultativos se han llevado en una ambulancia al enfermo, que ya se encontraba bien cuando la hija mayor de los Reyes ha salido de la iglesia. El padre Benjamín Echeverría, provincial de los Capuchinos en España, la orden que custodia la imagen del Cristo de Medinaceli, ha recibido a la invitada junto a los padres Carlos y Gregorio, quienes la han acompañado dentro del templo para besar los pies a la imagen. Esta costumbre, que se repite los primeros viernes de marzo de cada año, congrega a miles de devotos católicos en la basílica madrileña de Jesús de Medinaceli, sobre todo en sus alrededores, mientras aguardan durante horas para poder hacer su visita. Cuando ha llegado la infanta, la larguísima cola de fieles se prolongaba hasta la calle de Atocha, bajaba hasta el Paseo del Prado y subía de nuevo por la calle de Cervantes. Algunos de los que ya estaban en el interior han podido estrechar la mano de doña Elena mientras avanzaba por el pasillo central, precedida a distancia por su secretario, Carlos García Revenga. Ya en la calle, los aplausos y vítores han arreciado por parte de una multitud que, contenida por una larga hilera de vallas metálicas y ante un fuerte dispositivo policial, le mostraba su apoyo a gritos. Antes de despedirse de los frailes capuchinos, la infanta ha sido informada de la recuperación del cofrade que había sufrido el ataque epiléptico. Esta mañana también han acudido al templo la alcaldesa de Madrid, Ana Botella, el ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, y el presidente de la Comunidad de Madrid, Ignacio González. Doña Elena estuvo ayer en Grecia, donde acompañó a su madre, junto a los Príncipes de Asturias y la infanta Cristina, en el acto religioso celebrado en el cementerio real del palacio de Tatoi para rendir homenaje al rey Pablo I en el 50 aniversario de su muerte. El año pasado fue doña Sofía la que acudió a la basílica de Jesús de Medinaceli para venerar al Cristo, hace dos años también lo hizo la infanta Elena y el anterior fue el Rey quien cumplió con la tradición. La imagen venerada fue tallada en la primera mitad del siglo XVII por encargo del Duque de Medinaceli, y la costumbre que cada año lleva al besapiés a un miembro de la Familia Real data de finales de ese siglo, cuando fue recuperada a los musulmanes, en el primer viernes de marzo del año 1682. Palabras clave: efe,cristo,medinaceli,colas,madrid